Igualdad de género y brecha digital

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Para trascender y obligar a un cambio ideológico dirigido hacia la igualdad de genero, se necesita enfocar nuestros esfuerzos a incluir la perspectiva de género en la educación y enfocar la mirada a las construcciones culturales, sociales e históricas que, sobre el dato biológico del sexo, determinan normativamente lo masculino y lo femenino; es decir, las representaciones simbólicas de la diferencia sexual que aluden a las diferencias sociales entre los sexos, por lo que solo por este punto de vista se nos ha pretendido dar una educación distinta, no solo en nuestros hogares, en donde la mujer aparentemente tiene mas actividades correspondientes a su sexo, y el hombre simplemente no tiene, si no que en el ámbito profesional también se han diferenciado trabajos que pueden y deben ser desempeñados por hombres y otros por mujeres, y ahora también han etiquetado trabajos para aquellas personas que no están de acuerdo con su genero. Ahora bien, pienso que son las construcciones de género que condicionan la existencia de una valoración para varones y mujeres en las relaciones de poder que entre ellos se establecen y dan lugar a mecanismos de subordinación y exclusión en perjuicio de la población femenina, y que ha desencadenado una ola de la corriente feminista que ahora no quiere hacer nada por los del otro genero. Desde este enfoque es posible desentrañar la relación existente entre estas construcciones y el aprendizaje de los valores que son necesarios para un verdadero cambio en la ideología humana, durante sus experiencias educativas.

¿Por qué existe esta rivalidad? A mi parecer el principal punto al que debe de hacer referencia, es a nuestro sentido de pertenecía a un grupo, que depende en correlación a nuestros ideales o creencias, pero también creo que este punto de partida se da en el proceso de socialización que tiene lugar en la escuela, cargado de poder de simbolización, está condicionado por el cruce de variables contextuales como son la pertenencia a un determinado grupo o clase social, raza y sexo, así como las condiciones geopolíticas y el ciclo de vida en que se encuentran los individuos. Si bien puede resultar más sencillo desenmascarar el mito de la igualdad en la educación cuando se hace referencia a otras variables, como la clase social, que al género de los individuos, se impone en la educación democrática la tarea de identificar y transformar las prácticas institucionales y las actitudes que generan y legitiman comportamientos discriminatorios por razones de pertenencia al sexo femenino o masculino; más aún cuando éstos se cristalizan en representaciones de la realidad social, en valoraciones y en la normatividad jurídica y social que regula la convivencia humana.

La delgada línea existente entre la igualdad de derechos y las condiciones de hecho que obstaculizan la participación plena de las mujeres en la sociedad, da cuenta clara de la discriminación basada en el sexo de las personas. Se llama sexismo a la discriminación por personas de un sexo por considerarlo inferior al otro. El sexismo tiene variantes como el machismo, el hembrismo y otros1.

Para intentar explicar estas diferencias entre hombres y mujeres, que trascienden mas alla de la realidad biológica y que además determinan sus funciones en la reproducción humana, el vocablo sexo resulta insuficiente. De ahí que la categoría de género surge en las ciencias sociales para dar cuenta del conjunto de símbolos, valores, representaciones y prácticas que cada cultura asocia con el hecho de ser hombre y mujer. Este concepto introduce una distinción entre el sexo biológico, con el cual nacemos, y el género, que culturalmente se nos asigna y adquirimos; es decir, nacemos hembra y varón (sexos biológicos), y la cultura nos transforma en mujer y hombre (géneros sociales).

Bajo este ultimo concepto, nos damos cuenta que desde las definiciones mas básicas empieza a vez distinciones géneros, una distinción social, mas allá de la distinción que nos da la naturaleza a través de la biología, pero para abundar mas, tendremos a adentrarnos mas al tema; ahora bien el sexismo comporta consecuencias negativas para todos los individuos, varones y mujeres, porque limita las expectativas de comportamiento social y de ciudadanía que existen para cada uno de ellos en un momento y lugar determinados, me explico, desde siempre se nos a limitado en nuestras funciones, de acuerdo a nuestro sexo, lo cual a mi parecer a mermado grandes talentos, en todas y cada una de las áreas en donde haya distinción de genero para trabajar.

En México, al igual que en otros países del mundo, lose a establecido en sus constituciones, artículos defensores de la igualdad de géneros, en México es un derecho elevado a garantía individual, establecido en el artículo cuarto de la carta magna del país, por lo que los mecanismos de exclusión y/o discriminación por razones de sexo en la educación ya no se sitúan en el acceso al sistema ni en su estructura formal, al menos en lo que toca a la cobertura de la educación básica que actualmente atiende de forma paritaria a niños y niñas; Ahora, el debate sobre la igualdad de derechos y oportunidades en la educación se centra en la calidad y modalidades de la enseñanza, en el como se debe de enseñar a niños y niñas que no existe distinción por su genero, si no mas bien prepararlos para una competencia, en donde lo único que será valorado, será la capacidad de cada uno de las personas involucradas, o sea, el trabajo para el mas capacitado.

Tanto los contenidos de la educación como la forma de transmitirlos, los cuales moldean la concepción que hombres y mujeres tienen de la realidad social, de sus normas de funcionamiento, de los valores y principios que organizan la convivencia humana, están permeados por el sistema de género. Este sistema, que norma, regula y jerarquiza las relaciones entre los sexos, determina la manera en que las personas se representan a sí mismas, el desarrollo de sus motivaciones y las expectativas que tienen sobre su vida futura, en las que se incluye la ciudadanía. Así, como afirma Steven G. Smith, la distinción de género se entromete en el proyecto democrático como una mancha oscura2.

Por lo que ahora es importante analizar el discurso explicito y el oculto sobre la educación de igualdad de géneros que se nos ha ido inculcando en nuestra educación, pues asi podríamos identificar desde que nivel de escolaridad, se le da un papel primario al genero masculino, y el secundario a la mujer, pues en este caso no se trata de discutir las diferencias biológicas, sino la interpretación y el significado que culturalmente se ha dado a las mismas, particularmente en el terreno de la educación y en los procesos de socialización que ahí tienen lugar, aclarando que a mi parecer no tiene la culpa de esta distinción, solo los medios educativos, si no también madres, hermanas, hijas, y en si toda mujer que se sienta desplazada por un hombre, no por sus capacidades si no por su genero, así como los hombres que nos negamos y nos es insoportable, que una mujer este sufriendo este cambio.

Introducir la perspectiva de género en el análisis y la transformación de las acciones educativas, además de remitir a la estructura formal de los sistemas educativos y a los programas formales, conduce necesariamente a identificar desigualdades sociales entre hombres y mujeres que se expresan y se mantienen en una variedad de aprendizajes que tienen lugar en las interacciones que se producen cotidianamente en el espacio escolar. Son múltiples y complejos los elementos, las situaciones y los procesos que configuran las prácticas educativas, susceptibles de dar cuenta de cómo actúa el sistema de género en ellos.

Integrar la categoría relacional de género en el análisis y la reflexión de las prácticas educativas significa también adentrarse en la dimensión ética de la educación, es decir, en el terreno del aprendizaje y la construcción de valores de una cultura de igualdad de generos. Se impone, por un lado, revisar críticamente la fundamentación pedagógica y el funcionamiento de las instituciones educativas, para eliminar los sesgos sexistas que se filtran de diversas maneras en las dimensiones cognitivas, afectivas y actitudes diarias que conforman los procesos educativos, en cuyo desarrollo se juega el aprendizaje y la construcción de valores igualitarios entre las personas. De esta manera se podrá aportar al tránsito de la igualdad formal a la igualdad real de hombres y mujeres en nuestra sociedad. Por otro lado, es menester investigar cómo la diferenciación sexual de los individuos y las desigualdades que conlleva intervienen en la conceptualización, el desarrollo y la práctica de cada uno de los valores, objetivos y finalidades de la educación para la democracia.

El sexismo en la educación hace un profundo daño en aquellas personas que lo perciben de esta manera, pues bloquea el crecimiento de talentos y limita el crecimiento no solo de nuestro paía si no también de la humanidad. El predominio de los valores masculinos y el silencio y menosprecio de los femeninos, así como la idea de las mujeres, de que pueden y son las indicadas para desempeñar cualquier trabajo, no por el hecho de sus capacidades, si no por el hecho de ser mujeres, crea un fuerte desequilibrio e iniquidad en el desarrollo de las sociedades. No basta con legislar cambios de conducta para lograr la igualdad; es necesario proceder desde la educación, toda vez que no es posible legislar cambios de actitud.


RESPECTO LA BRECHA DIGITAL


La Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer celebrada en Beijing en 1995 definió los medios de información y las nuevas tecnologías (TIC) como un sector crucial para lograr mayor igualdad, democracia y justicia social. La Unión Europea, por su parte, ya venía alertando sobre el problema de la baja participación de las mujeres en la Sociedad de la Información desde 1992.

En primer lugar, existe una gran desigualdad para las mujeres en el acceso a las tecnologías de la información a escala mundial. Un análisis del fenómeno de las nuevas tecnologías que no tenga en cuenta esta realidad es un análisis incompleto, puesto que la comprensión de este factor determinante se convierte en clave para entender la situación real del acceso de las mujeres a las nuevas tecnologías y, sobre todo, permite establecer las acciones positivas necesarias para poner estas tecnologías al alcance de toda la población. Por tanto, establecer un diagnóstico riguroso de la situación de acceso y uso de las nuevas tecnologías es el primer paso hacia su democratización. Muy posiblemente, los beneficios sociales de las tecnologías no serán el fruto de una evolución espontánea de la revolución tecnológica, sino que serán el resultado de políticas institucionales concretas.

En este sentido, los estudios muestran que no sólo hay diferencias en el acceso, sino también en la forma en la que mujeres y hombres hacen uso de Internet: los hombres hacen un mayor uso de la Red con fines de consumo y lúdicos, en los que, además, la presencia de productos tecnológicos es más acusada, mientras que las mujeres presentan una tendencia a optar por servicios de contenido práctico y social. En general, las mujeres utilizan Internet como un instrumento para realizar actividades específicas (mantener contacto con amigos y familiares, participar en grupos de diálogo, obtener información y realizar gestiones prácticas). Sólo en poquísimos casos las mujeres que utilizan Internet tienen conocimientos técnicos profundos, hacen un uso avanzado de la red y de sus aplicaciones o ejercen autoridad.

El nuevo modelo social basado en la información conlleva un claro riesgo que puede provocar desequilibrios: si el acceso a la información no es equitativo se añade un nuevo elemento de fractura social a los ya existentes. Así, el concepto de brecha digital hace referencia a la diferencia socioeconómica que se crea entre aquellas comunidades que tienen acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación y aquellas que no. Este término también incluye a las diferencias que hay entre grupos según su posibilidad para utilizar las TIC de forma eficaz, debido a los distintos niveles de alfabetización y capacidad tecnológica.

Brecha digital de género: el concepto

Las mujeres aprovechan cada vez más las TIC en todas las esferas de la vida, pero al mismo tiempo, se produce “una brecha digital de género” manifiesta no sólo en el menor número de mujeres usuarias de las TIC, sino también en la persistencia de desigualdades estructurales específicas de género que constituyen barreras para su acceso y su uso. Al inicio de la aparición de las TIC, se partía de la idea de que no existía la brecha digital, sino que el retraso de algunos sectores, colectivos y países, era un estadio que se superaría con el tiempo y con el crecimiento económico (bastaría poner ordenadores para que la gente los utilizase). Hoy se constata, sin embargo, que hay diversos tipos de brecha digital y que ésta persiste y adquiere nuevas formas. Además de la brecha de acceso, hay una brecha de uso, una brecha de contenidos y una brecha de habilidades tecnológicas[1].

Como hemos visto, las desigualdades no se producen únicamente en el acceso a los equipamientos y en las posibilidades de acceso a Internet (primera brecha), sino que existen además desigualdades en la producción de información y contenidos, es decir, en los orígenes de la información, en la disponibilidad de contenidos y en la identidad de las personas que los emiten (segunda brecha).

Más allá de la desventaja femenina en el acceso a las TIC en general y a Internet en particular, que dibuja una primera brecha digital de género, se confirma la presencia de una segunda brecha digital, de alcance muy superior. Segunda brecha digital de género que no sólo es cuantitativa -determinada por la proporción de personas que acceden a las TIC- sino, también y sobre todo cualitativa, pues viene marcada por las diferencias en habilidades tecnológicas (qué se sabe hacer), en la intensidad (cuánto se hace) y el tipo de uso (qué se hace). Esta situación afecta de manera decisiva a quienes ya están incorporados a estas tecnologías y marca una situación de desigualdad de género de segundo nivel. Supone, en definitiva, la barrera más importante de cara a la incorporación efectiva (o e-inclusión) de más mujeres a Internet y, por tanto, del aprovechamiento de su potencial en términos de capital humano y social[2].

Si el análisis de los usos básicos ya indica la existencia de una segmentación de género en la utilización de la Red, la consideración de los usos avanzados, esto es, las aplicaciones de Internet más innovadoras en el terreno de la comunicación y el ocio, corrobora esa apreciación, al tiempo que plantea la decisiva cuestión de la presencia de otra línea de fractura: la tercera brecha digital de género. Los servicios TIC avanzados de comunicación y ocio tienden a ser menos utilizados por las mujeres. Las diferencias, esto es, la brecha de género, en los usos avanzados de comunicación es especialmente acusada en el caso del envío de mensajes a chats, grupos de noticias o foros de discusión (31%), telefonear a través de Internet (28%), la lectura de blogs (21%) o las videollamadas (14%). La brecha es mucho más acusada en los servicios avanzados de ocio: hay una fuerte desventaja femenina en todos los casos, con una media de diferencia del entorno del 30%. Especialmente aguda es la brecha en lo tocante a los juegos, tanto a su uso en red (58%) como a las descargas (42%)[3].

Esta situación es crucial a la hora de explicar la desigualdad de género en la Sociedad de la Información, en tanto que afecta precisamente al entorno clave en el que se fraguan y lideran los cambios tecnológicos, económicos y sociales. Si esas aplicaciones no están diseñadas para el apoyo y aprovechamiento del 50% de la población, constituyen una barrera para que las TIC contribuyan a la igualdad de género. De hecho, la misma existencia de esta brecha pone en cuestión la sostenibilidad del actual modelo de Sociedad de la Información.

En España, la participación de las mujeres en la Sociedad de la Información es baja, aunque se considera un paso positivo que los datos estadísticos hayan comenzado en algunos casos a ser desglosados por sexos, en consonancia con las directivas de la UE. Existen algunos estudios y experiencias que integran el análisis de género en el estudio de las TIC (Castaño, 2003), pero en general sigue siendo común la tendencia a considerar que las mujeres están afectadas por la “brecha digital” de la misma manera que los hombres, sin tener en cuenta las especificidades englobadas en torno a la “brecha digital de género”.

Las causas

En general, la literatura y la investigación sobre la brecha digital de género[5] atribuyen su existencia a dos tipos de causas, por una parte las relacionadas con la posición de las mujeres en el mercado de trabajo; por otra, por condicionamientos culturales.

Se considera que las diferentes disponibilidades de tiempo libre de hombres y mujeres también influyen en las diferencias de acceso y uso de Internet. Las mujeres, al haber asumido casi en exclusiva, el mantenimiento y cuidado del hogar y de las personas dependientes en el ámbito familiar, han dispuesto de menos tiempo que los hombres para emplear en su ocio y en su desarrollo personal y profesional.

La introducción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación se ha producido en buena parte a través del mercado de trabajo. Pero las mujeres se han incorporado más tarde a ese mercado y, como sabemos, todavía hoy sufren una tasa de desempleo mayor. Además, se han incorporado a sectores laborales no excesivamente rápidos en la implantación de las nuevas tecnologías como la educación, la salud y los servicios sociales. Todo ello hace que las mujeres se enfrenten a mayores dificultades en el acceso a las TIC, lo que tiene graves consecuencias para ellas en múltiples planos, desde las mayores dificultades para el acceso a la formación que ofrecen las TIC hasta mayores dificultades en la búsqueda de empleo (téngase en cuenta que se calcula que el 60% de las nuevas oportunidades de trabajo durante los cinco últimos años a nivel europeo ha correspondido al sector de las TIC) o menor acceso a la información y a los recursos que ofrece Internet.

Como afirma Gloria Bonder[6] , si no se realizan esfuerzos consecuentes desde el Estado, las empresas y la sociedad civil para garantizar las oportunidades de acceso y, especialmente, de apropiación de la tecnología de sectores marginalizados y empobrecidos, es altamente probable que las brechas socio-digitales se incrementen (Bonder, 2004).


[1] Castaño, Cecilia; Martín, Juan; Vázquez, Susana; Añino, Sara. Observatorio e-igualdad, informe final. Universidad Complutense de Madrid, 2007.

[2] Las brechas digitales de género. Observatorio e-igualdad, Universidad Complutense de Madrid, 2008.

[3] Datos del Observatorio e-igualdad (UCM) a partir de INE 2008.

[4] TICs en los Hogares 2008. Encuesta de INE sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares Españoles, 2008.

[5] Bertomeu, Angustias; Castaño, Cecilia; Sallé, Mª Ángeles. Igualdad en la sociedad de la información. Una sociedad de la información para la Igualdad. 2006.

[6] Bonder, Gloria. Mujeres en ruta hacia la Sociedad del Conocimiento: reflexiones sobre contextos y oportunidades. Cátedra Regional UNESCO Mujer, Ciencia y Tecnología en América Latina, noviembre 2004.


BIBLIOGRAFIA

trabajo titulado Género y TIC: hacia un nuevo modelo más equilibrado o la Sociedad de la Información a dos velocidades, realizado por Amelia Rodríguez para la asignatura Ciencia, tecnología y sociedad del Máster en Comunicación Científica y Periodismo Científico de la UNED

Jacques Delors, La educación encierra un tesoro, informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, UNESCO, México, 1996.

Hierro, Graciela, "Género y educación", La Ventana, Revista de Estudios de Género, núm. 2, diciembre de 1995, editada por el Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara.

Usos, dificultades y posibilidades de la categoría de género", La Ventana, Revista de Estudios de Género, núm. 1, Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara, Guadalajara, julio de 1995.

Las mujeres y las políticas públicas", Documentos de trabajo, núm. 18, Fundación Friedrich Ebert, México, 1989.

PAGINAS EN INTERNET.

Rincon del vago

http://educacionparalaciudadania.wordpress.com/category/las-relaciones-humanas-hombres-y-mujeres-s-b1/.

1 http://es.wikipedia.org/wiki/Sexismo

2 Steven G. Smith - 1992