Ludismo

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Definición

El movimiento conocido como ludismo, surgió en primera instancia en Inglaterra en el siglo XIX. Su característica principal fue la no aceptación y odio absoluto e incondicional a todas las máquinas que se usaban en aquella época, para la realización del trabajo en el sector industrial.

Obreros destruyendo las máquinas de las fábricas

El impulsor de esta corriente y origen del nombre fue Nedd Ludd quién no se sabe si realmente existió o tan solo fue una leyenda. A pesar de eso, se cuenta que fue un tejedor del siglo XIX cuyo domicilio se ubicaba en la ciudad de Leicestershire. Destaca porque fue el primero en destruir máquinas, concretamente dos telares mecánicos que manipulaba habitualmente, para rechazar y criticar la utilización de las mismas en la industria. Su figura sirvió para impulsar una campaña de oposición totalitaria, entre los obreros de aquella época hacia todo tipo de maquinaria y tecnología. Una prueba de ello son los artesanos británicos de la industria textil los cuales se inspiraron en su idea para destruir telares mecánicos a golpe de martillo ante las duras condiciones laborales en las fábricas y las reducciones salariales.


Historia

A principios del siglo XIX, los telares industriales, la máquina de hilar industrial y el telar industrial introducidos durante la Revolución Industrial empezaron a amenazar con reemplazar a los artesanos con trabajadores menos cualificados y que cobraban salarios más bajos, dejándoles sin trabajo llegando al punto de sustituirlos por máquinas que hicieran la misma función que ellos. Se piensa que la causa principal fue la dramática situación laboral y social de las Guerras Napoleónicas, creada tras la introducción de moderna maquinaria en la producción de textiles, arrastrando a la ruina a los telares tradicionales, impotentes a la hora de competir con las fábricas de reciente creación. Esta situación desencadenó el movimiento ludita surgió en Nottingham el 11 de marzo de 1811. Los obreros comenzaron en primera instancia por no querer permitir el uso de máquinas llegando hasta el punto de destruirlas, como medio para evitar la pérdida de sus puestos de trabajo. Este movimiento se expandió rápidamente a través de Inglaterra durante los siguientes años llegando incluso no solo a destruir máquinas sino fábricas enteras también. Los denominados ludistas, organizaban marchas y protestas naturales, sin ningún tipo de organización con el fin de destruir toda forma de tecnología en la industria.

Sin una organización clara de un sindicato y una ideología, la destrucción de máquinas era solo uno de los mecanismos que los trabajadores para debilitar a los trabajadores peor pagados que competían con ellos. En realidad, los ataques contra las máquinas no implicaban necesariamente hostilidad frente a las máquinas como tales sino que se trataban de un objetivo conveniente contra el que un ataque podía ser llevado a cabo. Por tanto, el objetivo de los luditas era ganar una mejor posición negociadora con sus empleadores. No tenían miedo de la tecnología per se, pero eran estrategas laborales.

Pensamiento contemporáneo

Pasado el siglo XIX, el ludismo se reinventó en el sigle XX con el término neoludismo que se describe como la oposición a múltiples y nuevas formas de tecnología y no simplemente a las máquinas que realizaban el trabajo en el sector industrial. De acuerdo al manifiesto elaborado por el Segundo Congreso Ludita en abril de 1996 en Ohio, EE. UU., el neoludismo es

"un movimiento sin líderes de resistencia pasiva al consumismo y a las tecnologías cada vez más extrañas y amenazadoras de la Edad Informática".

Los Neoluditas creen que podemos prescindir de la tecnología, y que en realidad deberíamos hacerlo, para evitar la deshumanización de las masas, preservar las culturas tradicionales, la sociedad y la estructura familiar. También ven en la tecnología una herramienta capaz de contaminar el idioma, reducir la necesidad de contacto entre las personas o provocar daños irremediables en nuestro planeta, que puedan incluso provocar la extinción humana. Rechazan la ropa moderna, los automóviles, los televisores, los teléfonos, el uso del gas y la electricidad, porque consideran que estos exponentes de la vida moderna "son malvados" y ponen en peligro su forma de vida.

Las tecnologías relacionadas con el tratamiento de la información, el desarrollo de la inteligencia artificial o incluso la existencia de Internet, son blancos frecuentes de los manifiestos neoluditas. En muchos casos resulta bastante fácil exponer como una nueva rama de la tecnología puede provocar daños concretos sobre las personas o su forma de vida. Tomemos como ejemplo la contaminación electromagnética, o los daños que, aseguran, pueden provocar las emisiones de radiofrecuencia de los teléfonos móviles. Los neoluditas saben que resulta sumamente difícil, caro y que lleva mucho tiempo demostrar lo contrario. Sus afirmaciones ante este hecho encuentran eco en muchos ciudadanos comunes y que con frecuencia no ven una rápida desmentida por parte de los organismos encargados de investigar esas cuestiones.

Además de prescindir de las nuevas tecnologías también pretenden frenar su desarrollo estableciendo un estilo de vida que abandona las tecnologías, debido a su creencia de que esta es la mejor perspectiva para el futuro. En lugar del capitalismo industrial, el Neoludismo prescribe comunidades agricultoras de pequeñas escalas como las de los Amish y el movimiento Chipko en Nepal e India como modelos para el futuro.

Una visión más clara desde el punto de vista de un alguien que desconfía de la tecnología auqnue es consciente de sus beneficios como es Paul Josephson se puede ver en el siguiente video: