Trabajo:Evaluación de prácticas en empresa

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Trabajo individual realizado por Álvaro Rodríguez García (Doble Grado, grupo 1).

Objetivo

El objetivo original de este trabajo es estudiar en más detalle la sensación generalizada de que las prácticas en empresa son abusadas por ciertas empresas para conseguir mano de obra barata, comprobando por medio de encuestas si esto es efectivamente así. Las prácticas en empresa no están sujetas a las mismas regulaciones que un empleo normal en cuanto a salario y condiciones (vacaciones, seguridad social...), pues se supone que son una actividad formativa y como tal no necesita ser remunerada (como una asignatura más). Sin embargo, es habitual entre los estudiantes sentir que el trabajo realizado es muy similar al de los empleados junior (que en muchos casos son solo un año o dos mayores), y que la empresa no tiene ningún interés en garantizar que las prácticas sean realmente una actividad formativa, incluso en muchos casos dando a los estudiantes trabajos sin ningún interés y completamente repetitivos. El problema se exacerba por la importancia de la experiencia en el CV e incluso porque en muchas carreras las prácticas son obligatorias, generándose así una gran demanda de prácticas que satura el mercado, de forma que siempre va a haber estudiantes forzados a aceptar prácticas con condiciones que dejan mucho que desear.

Ya que los resultados de la encuesta resultaron no ser lo suficientemente representativos para obtener conclusiones significativas y elaborar material adicional sobre ello, hemos intentado analizarlo con la perspectiva de preparar un estudio aún mayor, quizá convenciendo a los encargados de las prácticas de la Facultad de Informática para que incluyan estas preguntas en sus encuestas obligatorias.

Originalidad

Por supuesto, se hacen muchas encuestas a los estudiantes en prácticas de forma oficial. Sin embargo, no parece que nadie haya tratado de enfocar una encuesta desde el punto de vista del aprendizaje y de los conocimientos adquiridos. En particular, las evaluaciones obligatorias de prácticas en GIPE no cubren este problema, pues no entran a preguntar en detalle si la empresa ha planteado las prácticas con un enfoque formativo, con preguntas sobre el aprendizaje o la implicación de la empresa, sino que solamente comprueban que la empresa haya cumplido sus obligaciones fundamentales para con el estudiante (por ejemplo, que hayan cumplido los horarios acordados).

Encuestas y análisis

Desafortunadamente, por lo limitado de la audiencia objetivo y la dificultad de la difusión, no hemos tenido una gran afluencia de respuestas en la encuesta. Esto significa que los datos no son de ninguna manera representativos de la población general. Sin embargo, pueden ser útiles para preparar y orientar las preguntas de un estudio mayor.

Demografía y respuestas

Hemos limitado la encuesta a estudiantes que estén cursando estudios de grado actualmente o hayan terminado los mismos en los últimos dos años, y que los hayan cursado en una universidad pública de la Comunidad de Madrid. Con estos requisitos, hemos obtenido 40 respuestas, de las cuales la mitad, 20, corresponden a estudiantes de ingeniería, y los demás se dividen entre ciencias y ciencias sociales. En cuanto a los datos de las prácticas, un 58% de los encuestados han hecho prácticas exclusivamente curriculares y un 20% han juntado curriculares y extracurriculares. Solo un 22% responde sobre prácticas exclusivamente extracurriculares. La forma más frecuente de encontrar las prácticas es a través de la universidad, con un 40%; seguido de búsqueda activa (por ejemplo por internet), con el 25%; y recomendadas por un amigo o conocido con la misma proporción, 25%.

Finalmente, el 32% de los encuestados ha hecho sus prácticas en una multinacional o gran empresa y el 30% en una PyME. En el caso de los estudiantes de ingeniería, el 40% las han hecho en una gran empresa, otro 40% en PyMEs, y los restantes en start-ups o departamentos universitarios.

Derechos laborales

Una parte interesante de la encuesta era analizar los derechos laborales de los estudiantes encuestados. El análisis refuerza la tesis, bien conocida, de que los estudiantes en prácticas carecen de ciertos derechos laborales que son obligatorios para cualquier trabajador. Esto, por supuesto, es legal, lo cual no sería un problema si las prácticas fueran una actividad formativa como lo son a ojos de la ley, pero como veremos más adelante no todos los estudiantes piensan que lo sean.

En primer lugar, un 40% de los encuestados responde no haber cobrado absolutamente nada por sus prácticas. Como era de esperar en el mercado laboral actual, esta cifra se reduce (aunque no mucho) a un 33% en el caso de los estudiantes de ingeniería. La media de los salarios, ajustados a una jornada de 40 horas semanales, es de 551€/mes, cantidad que, ahora sí, aumenta para los estudiantes de ingeniería, hasta los 638€/mes. Estas dos cantidades son muy inferiores al Salario Mínimo Interprofesional actual de 900€/mes. En este sentido, es interesante constatar que las multinacionales pagan más, con una media de 935€, que aumenta hasta los 970€ para ingenieros (aunque estos datos tan selectivos son aún menos significativos, por venir de un número muy reducido de respuestas).

Otro tema en el que los estudiantes tienen menos derechos es en vacaciones. De los 40 encuestados, 35 (un 88%) dice no haber tenido ningún día de vacaciones oficialmente, aunque 20 de estos (un 50% del total de encuestados) afirma que la empresa le concedió algunos días de vacaciones de forma extraoficial. Esta es una perspectiva terrible para el estudiante en prácticas, que no solo debe compaginar las prácticas con sus exámenes, sino que además no tiene ni un solo día libre garantizado (más que aquellos en los que tenga que examinarse). Si las prácticas son una actividad formativa, no se entiende que el estudiante no tenga derecho a ciertos días libres útiles para estudiar, especialmente días no lectivos pero sí laborales.

¿Son las prácticas realmente una actividad formativa?

La sección principal de la encuesta estaba dirigida a averiguar si las empresas de prácticas se involucran realmente en conseguir que estas sean una actividad formativa, o si por el contrario utilizan a los estudiantes como “mano de obra barata”. En general, y como era de esperar, el rango de respuestas es muy variado y depende en gran medida del estudiante y su situación. Sin embargo, podemos observar varias tendencias interesantes que muestran la utilidad de incluir algunas de estas preguntas en las encuestas que completan los estudiantes, de forma que se compruebe si esto es más que una mera desviación estadística y se tomen medidas al respecto.

Toda esta sección ha consistido en preguntas de respuesta múltiple, con cinco opciones: muy en desacuerdo, en desacuerdo, ni de acuerdo ni en desacuerdo, de acuerdo y muy de acuerdo. Al principio de cada sección, se añade la formulación literal de las preguntas.

Aprendizaje durante las prácticas

Preguntas:

  • Aprendí mucho durante mis prácticas.
  • Aprendí más durante las prácticas que en una asignatura de duración equivalente (mismos créditos).
  • La empresa facilitó mi aprendizaje, incluso a costa de mi productividad (por ejemplo, me dejaron asistir a cursos para empleados en horario de trabajo).
  • Mi supervisor/jefe directo se esforzó para que yo aprendiera, dedicando tiempo y/o recursos a mi formación.
  • La mayor parte de lo que aprendí fue gracias a mi propio esfuerzo.
  • Cuando no sabía hacer algo, alguien se encargaba de explicarme como hacerlo.

La gran mayoría de los estudiantes consideran que aprendieron mucho durante las prácticas (un 60% está de acuerdo o muy de acuerdo frente a solo un 25% en desacuerdo o muy en desacuerdo). Entre los ingenieros, este sentimiento es aún más fuerte, pero entre los estudiantes que hicieron prácticas en multinacionales, es más débil. De hecho, todos los estudiantes muy en desacuerdo con esta afirmación habían hecho sus prácticas en una multinacional.

Sin embargo, cuando se pide comparar las prácticas con una asignatura de duración equivalente, las opiniones están divididas, con porcentajes similares de estudiantes que consideran que aprendieron más en las prácticas y de los que creen que aprenden más en las asignaturas.

En cuanto a la implicación de la empresa en el aprendizaje, la mitad de los encuestados consideran que la mayor parte de lo que aprendieron fue gracias a su propio esfuerzo (de acuerdo o muy de acuerdo), frente a solo un 20% de los encuestados en desacuerdo o muy en desacuerdo. También la mitad de los encuestados considera que la empresa no se esforzó en facilitar su aprendizaje (en desacuerdo o muy en desacuerdo), pero un 40% piensa que sí. Sin embargo, la mayoría de los encuestados están satisfechos con el esfuerzo de su supervisor en este sentido (50% de acuerdo o muy de acuerdo), y un 54% está de acuerdo o muy de acuerdo en que, cuando no sabía hacer algo, alguien se lo explicaba.

Asignación de las tareas

Preguntas:

  • Me fueron asignadas tareas poco interesantes o poco formativas para liberar de trabajo a mis compañeros contratados.
  • Ciertas tareas repetitivas o poco formativas solo se asignaban a mí o a otros estudiantes en prácticas.
  • Se tuvieron en cuenta mis preferencias a la hora de asignarme unas tareas u otras.
  • Se me dio mucha libertad para elegir cómo desarrollar mis tareas.

En general, la mayoría de los encuestados parecen estar satisfechos con las tareas que se les asignaban y consideran que la empresa tuvo en cuenta sus preferencias a la hora de asignarles tareas. Sin embargo, es interesante notar que esto cambia significativamente para los empleados de multinacionales.

En el caso general, un 50% de los encuestados está en desacuerdo o muy en desacuerdo con que se le asignaran personalmente tareas poco interesantes o poco formativas, frente a solo un 33% que está de acuerdo o muy de acuerdo. Sin embargo, los porcentajes se invierten cuando se pregunta si, en general, había tareas poco formativas que solo se asignaban a estudiantes en prácticas (50% de acuerdo o muy de acuerdo y 33% en desacuerdo o muy en desacuerdo). Esto podría llevarnos a pensar que hemos dado con un grupo afortunado de encuestados a los que no se les han asignado estas tareas, pero que han visto como suele ocurrir. Parece bastante preocupante que un 50% de las empresas se aprovechen de esta forma de los estudiantes, prometiendo “experiencia laboral” que no es tal, porque les asignan trabajos repetitivos y sin interés.

Un dato más positivo es que el 53% piensa que se tuvieron en cuenta sus preferencias al asignarles tareas, y el 63% cree que se le dio libertad para desarrollar sus tareas. Sin embargo, los estudiantes de prácticas en grandes empresas difieren significativamente en este punto. Para este grupo, el porcentaje que piensa que no se tuvieron en cuenta sus preferencias es mucho mayor. Además, un mayor porcentaje de ellos piensa que se le asignaron tareas poco interesantes o poco formativas, y que estas tareas se asignan solo a estudiantes en prácticas.

Exigencias y obligaciones

Preguntas:

  • La cantidad del trabajo que se esperaba de mí era excesiva.
  • Mi equipo a menudo dependía de mí para cumplir los plazos.
  • Era más importante terminar las tareas en plazo que hacerlas correctamente.
  • Las prácticas me provocaron bastante estrés.

En este caso, la valoración general es bastante positiva. Muy pocos estudiantes consideran que se esperara de ellos una cantidad de trabajo excesiva (un 80% están en desacuerdo o muy en desacuerdo) y tampoco que su equipo dependiera de ellos para cumplir los plazos (con un 43% en desacuerdo o muy en desacuerdo, y un 35% de acuerdo o muy de acuerdo). Es curioso que, en esta pregunta, los ingenieros se desmarcan de la media, con solo un 30% en desacuerdo o muy en desacuerdo y un 50% de acuerdo o muy de acuerdo.

De vuelta al caso general, la mayoría considera que era más prioritario en su empresa hacer las tareas bien que hacerlas rápido. Además, muy pocos estudiantes, tan solo un 13%, dicen que las prácticas les provocaran estrés (de acuerdo o muy de acuerdo).

Valoración y recompensa

Preguntas:

  • Mi remuneración era adecuada para el trabajo que desempeñaba, en comparación con otros compañeros contratados.
  • Me sentí muy valorado en la empresa.
  • Pude expresar con libertad mis ideas o aportaciones, y fueron tenidas en cuenta.

La conclusión clara a sacar de esta sección es que los estudiantes, en general, están insatisfechos con su remuneración. Un 33% de los encuestados están muy en desacuerdo con que su remuneración fuera adecuada en comparación con la de sus compañeros contratados, y otro 28% está en desacuerdo, sumando entre ambas opciones un 60%. Solo una estudiante está muy de acuerdo, y un 13% se muestran de acuerdo.

Los estudiantes trabajando en grandes empresas están algo más satisfechos de la mayoría con su salario, lo cual es razonable puesto que cobran más en media. Sin embargo, los ingenieros, a pesar de cobrar más, muestran una satisfacción similar a la media.

Es interesante comparar el dato anterior con lo valorados que se sienten los estudiantes en la empresa. Un 50% dicen sentirse muy valorados en la empresa (de acuerdo y muy de acuerdo), frente a un 43% en desacuerdo o muy en desacuerdo. Esta estadística claramente no se corresponde con la satisfacción sobre su remuneración, de hecho, las variables no presentan ninguna correlación lineal (presentan un coeficiente de correlación de -0.10).

Para terminar, la mayor parte de los encuestados están satisfechos con el respeto a sus ideas y aportaciones, con un 23% que está muy de acuerdo con que pudo expresar sus ideas y aportaciones y fueron tenidas en cuenta, y un 40% que está de acuerdo, haciendo un 63% entre ambos.

Conclusiones y oportunidades

A lo largo del análisis anterior, se puede percibir que algunas de las hipótesis iniciales se ven más respaldadas por los datos que otras. Sin embargo, hay ciertas preguntas en las que los datos se inclinan significativamente en una dirección, mostrando una oportunidad de profundizar. Si bien, como ya se ha mencionado, el número de encuestas es claramente insuficiente para que los datos sean representativos; sí que muestran que puede haber algo de mérito en la hipótesis original: que hay muchas empresas que se aprovechan de las ventajas de los contratos de prácticas para conseguir mano de obra barata.

Por secciones, parece que la más interesante, teniendo en cuenta la dirección de las respuestas, es la relativa al aprendizaje. De las demás obtenemos resultados más positivos, que muestran que hay varios aspectos de las prácticas que son lo que deberían ser (por ejemplo, muy pocos estudiantes sienten que se les exige demasiado o que las prácticas les provocan estrés, y la mayoría se sienten valorados en la empresa). Sin embargo, la cantidad de estudiantes que consideran injusta su remuneración muestra que esto es un tema en el que profundizar; al igual que las empresas que asignan ciertas actividades repetitivas o poco formativas solamente a los becarios.

En definitiva, parece que todas las preguntas de la encuesta se podrían condensar en tres, que son las que más polémicas parecen ser en nuestro estudio y las que quizá vayan a ser más ilustrativas para una encuesta a mayor escala:

  • La empresa y/o mi tutor invirtieron recursos o tiempo en mi aprendizaje: esta pregunta puede resumir varias de las preguntas de la sección de aprendizaje, y localizar situaciones en las que la empresa no ha cumplido realmente sus obligaciones para con el estudiante. A juzgar por las preguntas, es una situación relativamente común que el estudiante crea que lo ha aprendido todo por sus propios medios, normalmente porque la empresa le ha obligado a “buscarse la vida” en vez de esforzarse por su aprendizaje.
  • Ciertas tareas repetitivas o poco formativas solo se asignaban a mí o a otros estudiantes en prácticas: sin duda, esta es una de las preguntas más relevantes. El estudiante quiere y debe aprender, y no debe usarse a los becarios para que hagan las cosas que “nadie más quiere”, porque esto no lleva en absoluto a formarse.
  • Mi remuneración era adecuada para el trabajo que desempeñaba, en comparación con otros compañeros contratados: la remuneración es una de las preguntas que más preocupa a los estudiantes. Si bien es cierto que unas prácticas no deberían estar bien remuneradas para merecer la pena, las bajas remuneraciones pueden excluir a estudiantes que por su situación económica no puedan permitirse trabajar sin cobrar. Además, aunque los estudiantes no sean los mejores para juzgar su propia remuneración, el hecho de sentir que su sueldo no es proporcional al de los demás trabajadores puede ser una señal de que, en cierto modo, las empresas sí se están aprovechando de su trabajo.

Legislación y análisis personal

Desde un punto de vista legal, el Real Decreto 592/2014, del 11 de julio, regula las prácticas académicas externas de estudiantes universitarios, y establece que “dado el carácter formativo de las prácticas académicas externas, de su realización no se derivarán, en ningún caso, obligaciones propias de una relación laboral, ni su contenido podrá dar lugar a la sustitución de la prestación laboral propia de puestos de trabajo” (artículo 2.2). Lo que pretendía estudiar esta encuesta, y lo que se podría probar o refutar con una encuesta mayor, es la tesis que muchas empresas se aprovechan de la primera mitad de esta frase, para contratar a estudiantes por un salario mínimo o inexistente y sin los mismos derechos que los trabajadores; y sin embargo no cumplen la segunda parte, sustituyendo abiertamente una parte de su plantilla por becarios.

La solución más clara sería ejercer más control sobre las empresas, garantizando así que las empresas cumplen sus obligaciones, cosa que, a juzgar por los resultados de la encuesta, no siempre hacen. Por ejemplo, el tutor de la entidad debe “Supervisar sus actividades [del estudiante], orientar y controlar el desarrollo de la práctica con […] compromiso con el aprendizaje” (art. 11.2.b), pero hemos visto que un porcentaje significativo de estudiantes no creen que esto sea así.

Ha habido recientemente algunos avances en los derechos de los estudiantes en prácticas, como la inclusión de los estudiantes en prácticas en las cotizaciones a la seguridad social (disposición adicional quinta del Real Decreto-ley 28/2018, de 28 de diciembre). Si bien estas medidas son positivas para el estudiante, lo verdaderamente fundamental sería garantizar que las prácticas en empresa son realmente una actividad formativa.

Siguiendo con el tema de los derechos laborales para los estudiantes (como un número mínimo de días de vacaciones), se entiende que no merecen los mismos derechos que un trabajador puesto que, por ley, no pueden estar cubriendo un puesto de trabajo. El problema, es, de nuevo, que en muchos casos sí lo están haciendo, y en condiciones peores que un trabajador. Es un secreto a voces que muchas empresas (especialmente grandes compañías) contratan a masas de becarios para que hagan la parte más fácil o rutinaria del trabajo. Esto, por supuesto, no tiene fácil solución porque, por un lado, no se debe permitir que los estudiantes trabajen sin derechos laborales; pero, por otro lado, eliminar la cláusula de que los estudiantes no deben cubrir un puesto de trabajo abriría la puerta a más explotación, que afortunadamente no es un problema (en general) en el modelo de prácticas actual. Este es un problema complejo cuya solución no es trivial y solo se podría alcanzar mediante cambios a nivel alto, pero que desde luego merece la pena estudiar. De nuevo, a pesar de que los resultados de esta encuesta no sean representativos, sí que sirve para constatar que, al menos, hay estudiantes descontentos con su experiencia, y que sería interesante comprobar si son tan solo una minoría o son la cara visible de un problema aún mayor.

Impacto

Como ya se ha mencionado, el número de respuestas de la encuesta no fue tanto como esperábamos, con solo 40 respuestas. Sin embargo, esto probablemente se deba en parte a que la audiencia objetivo es bastante limitada respecto a la población general. La mayor parte de la difusión se hizo a través de Twitter, obteniendo las siguientes estadísticas:

Practicas empresa difusion tweet.png

Además, cabe destacar que obtuvimos difusión (en forma de retweet o me gusta) por parte de:

  • @AGomezNicola: decano de la facultad de físicas de la UCM.
  • @DivulgaMadrid: eventos de educación y divulgación científica en Madrid, con 1500 seguidores.
  • @LibreLabUCM: asociación de estudiantes de la Facultad de Informática.

También hemos estado en contacto con el Vicedecanato de Relaciones Externas e Investigación de la Facultad de Informática, puesto que desde esta oficina se gestiona lo que tiene que ver con las prácticas. El propio Vicedecano, Daniel Chaver, respondió a la propuesta inicial:

[...] Nos parece muy interesante tu iniciativa y agradecemos mucho que nos hayas escrito. [...] Incluso, si te parece bien, incluiremos alguna pregunta en la línea de las tuyas en la encuesta de seguimiento que solemos hacer desde la Facultad. Y, por supuesto, nos encantaría conocer los resultados de la encuesta.

En el momento de la entrega, todavía no hemos recibido la opinión del Vicedecano acerca de las respuestas y las conclusiones.